ALMA abre los ojos
3 Octubre, 2011 / Tiempo de lectura: 14 minutes
El telescopio más poderoso del mundo en longitudes de onda milimétricas y submilimétricas comienza sus operaciones científicas y revela su primera imagen.
El observatorio terrestre más complejo del mundo, el Atacama Large Millimeter/ submillimeter Array (ALMA), abrió oficialmente sus puertas a los astrónomos. La primera imagen revelada por este telescopio que aún está en construcción, ofrece una vista del Universo que resulta invisible para los telescopios ópticos e infrarrojos. Miles de científicos de todo el mundo han competido para estar entre los primeros investigadores que podrán explorar algunos de los más oscuros, fríos y ocultos secretos del cosmos con esta nueva herramienta astronómica.
“Estamos viviendo un momento histórico para ciencia y la astronomía, e incluso quizás para la evolución de la humanidad, porque comenzamos a usar al mayor observatorio que se esté construyendo en este momento”, afirma Thijs de Graauw, Director de ALMA.
Actualmente, alrededor de un tercio de las 66 antenas de radio previstas de ALMA conforman el creciente conjunto instalado a 5.000 metros de altura en el llano de Chajnantor, en el norte de Chile. Pese a estar aún en construcción, ALMA ya es el mejor telescopio de su clase, como lo demuestra la extraordinaria cantidad de astrónomos que solicitó tiempo de observación con ALMA.
“La M de ALMA corresponde a ondas ‘milimétricas y submilimétricas’, porque ALMA observa el Universo en esas longitudes de onda de la luz, que son mucho más largas que las de la luz que vemos con nuestros ojos”, explica Alison Peck, Deputy Project Scientist de ALMA. “Con las ondas milimétricas y submilimétricas, podemos observar la formación de estrellas y planetas, investigar la astroquímica y detectar la luz que nos llega de las galaxias más antiguas del Universo”.
ALMA es completamente diferente de los telescopios ópticos e infrarrojos. Es un conjunto de antenas interconectadas que funcionan como un solo telescopio gigante, capaz de detectar longitudes de onda mucho más largas que la luz visible. Por lo tanto, las imágenes que capta son bastante distintas a las que conocemos del cosmos.
El equipo de ALMA ha trabajado intensamente en los últimos meses probando los sistemas del observatorio, preparándose para la primera ronda de observaciones científicas conocida como Ciencia Inicial. Uno de los resultados de estas pruebas es la primera imagen publicada por ALMA, si bien falta mucho para que el telescopio alcance todo su potencial. Esta imagen de las galaxias Antena se obtuvo usando solo 12 antenas —menos de las que se usarán para las primeras observaciones científicas— y con separaciones mucho menores entre ellas, por lo cual no es más que un atisbo de lo que está por venir. A medida que el observatorio crezca y se vayan incorporando nuevas antenas, aumentará exponencialmente la precisión, eficiencia y calidad de sus observaciones [1].
Las galaxias Antena son un dúo de galaxias en colisión con formas extraordinariamente distorsionadas. Mientras la observación en luz visible permite ver las estrellas de las galaxias, ALMA revela objetos invisibles en esa longitud de onda, como las densas nubes de gas frío donde se forman las estrellas [2]. Esta es la mejor imagen que se haya obtenido de las galaxias Antena en ondas milimétricas y submilimétricas.
Se descubrieron concentraciones masivas de gas no solo en el corazón de ambas galaxias, sino también en la caótica zona donde entran en colisión. Allí, la cantidad de gas supera en miles de millones de veces la masa de nuestro Sol, lo que constituye una rica reserva de material para las futuras generaciones de estrellas. Este tipo de observaciones abren una nueva ventana en el Universo submilimétrico, y serán vitales para ayudarnos a comprender cómo las colisiones de galaxias pueden provocar el nacimiento de estrellas. Este es sólo un ejemplo de cómo ALMA revela partes del Universo que no pueden ser observadas por los telescopios ópticos e infrarrojos.
ALMA pudo aceptar solo un centenar de proyectos para los primeros nueve meses de Ciencia Inicial. “Fue realmente increíble recibir más de novecientos proyectos de astrónomos de todas partes del mundo, deseosos de utilizar ALMA en este primer período de observaciones científicas” señala Lewis Ball, Subdirector de ALMA. “Esto representa un nivel de demanda que no tiene precedentes en ningún otro telescopio terrestre o espacial”. Los proyectos ganadores fueron seleccionados en base a su mérito científico, diversidad regional, y también por su relevancia para el logro de las grandes metas científicas de ALMA.
Uno de los proyectos elegidos para la Ciencia Inicial fue el de David Wilner del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics de Cambridge (Massachusetts, EE.UU.). Wilner explica: “Mi equipo busca los componentes básicos de los sistemas solares, y ALMA es la mejor herramienta que existe para detectarlos”.
El objetivo elegido por el equipo es AU Microscopii, una estrella que se encuentra a 33 años-luz de distancia y tiene apenas un 1 % de la edad de nuestro Sol. “Usaremos ALMA para captar imágenes del anillo donde nacen los planetesimales, el que, según creemos, orbita alrededor de esta joven estrella. Sólo con ALMA, sin embargo, podemos tener la esperanza de descubrir agrupaciones en estos cinturones de polvo y asteroides, que podrían constituir la materia de planetas aún no descubiertos”, agrega. Wilner y su equipo compartirán los datos obtenidos con un equipo europeo que también solicitó a ALMA realizar observaciones de esta estrella con anillo de polvo..
Cualquier búsqueda de planetas habitables alrededor de otras estrellas comienza con la búsqueda de agua en esos distantes sistemas solares. Se cree que en los discos de residuos, esas aglomeraciones de polvo, gas y roca que gravitan alrededor de las estrellas, también hay trozos de hielo que contienen en su interior agua congelada, gas y quizá incluso moléculas orgánicas, todos elementos de la astroquímica de la vida.
Simón Casassus, de la Universidad de Chile, y su equipo usarán ALMA para observar el disco de gas y polvo que rodea HD142527, una joven estrella que se encuentra a 400 años-luz de distancia. “El disco de polvo alrededor de esta estrella tiene un espacio vacío muy grande, que podría haber sido causado por la formación de planetas gigante”, explica Casassus. “Fuera del espacio vacío, el disco contiene gas suficiente para producir una docena de planetas del tamaño de Júpiter. Si existe material gaseoso disponible, dentro de dicho espacio podría estar formándose un joven planeta gigante gaseoso”. Sus observaciones con ALMA permitirán medir la masa y las características físicas del gas presente dentro del espacio vacío. “Así, ALMA nos da la oportunidad de observar la formación de un planeta, o sus rastros más recientes”, indica Casassus.
Aún más lejos, a 26.000 años-luz de nosotros, en el centro de nuestra galaxia, se encuentra Sagittarius A*, un agujero negro supermasivo que tiene cuatro millones de veces la masa de nuestro Sol. El gas y el polvo presentes entre nosotros y el agujero negro impiden observarlo con los telescopios ópticos. ALMA, en cambio, es capaz de penetrar la oscuridad galáctica y proporcionarnos una impresionante vista de Sgr A*.
Heino Falcke, astrónomo de la Radboud University Nijmegen de Holanda afirma: “ALMA nos permitirá observar las llamaradas de luz alrededor de este agujero negro supermasivo y tener imágenes de las nubes de gas atrapadas por su inmensa fuerza. Así podremos estudiar los desordenados hábitos alimentarios de ese monstruo. Creemos que parte del gas puede estar escapando de sus garras, a una velocidad cercana a la de la luz”.
ALMA es capaz de ver el polvo cósmico, frías cenizas de las estrellas que explotaron. Como las líneas negras de los cuadernos para colorear de los niños, el polvo cósmico y el gas frío definen las estructuras internas de las galaxias, aunque no podamos verlas claramente. En los límites de nuestro Universo visible se encuentran las misteriosas galaxias de formación estelar, verdaderas islas brillantes en un cosmos que de otra manera estaría dominado por la calma y la oscuridad. Aquí ALMA buscará rastros de gas frío, a distancias tan lejanas que se remontan a unos pocos millones de años después del Big Bang, durante la era que los astrónomos llaman “amanecer cósmico”.
Masami Ouchi, de la Universidad de Tokio (Japón), usará ALMA para observar Himiko, una galaxia muy distante que cada año genera estrellas equivalentes a unos 100 Soles y que está rodeada por una nebulosa gigante y brillante. “Los demás telescopios no nos muestran por qué Himiko es tan brillante y cómo se ha desarrollado para convertirse en una enorme nebulosa caliente, cuando el Universo antiguo que la rodea es tranquilo y oscuro”comenta Ouchi. “ALMA puede mostrarnos el gas frío presente en las profundidades de la nebulosa con formación estelar Himiko, monitoreando los movimientos y la actividad en su interior, lo que finalmente nos permitirá ver cómo se formaron las galaxias masivas durante el amanecer cósmico”.
Durante las observaciones de Ciencia Inicial, la construcción de ALMA seguirá adelante en los Andes chilenos, en las alturas del remoto llano de Chajnantor, situado en el inhóspito desierto de Atacama. Cada nueva antena, diseñada para resistir las duras condiciones climáticas, se incorporará al conjunto y se conectará a las demás mediante cables de fibra óptica. Los datos obtenidos por estas antenas, distantes entre sí, son combinados por uno de los supercomputadores más rápidos del mundo, un correlacionador fabricado especialmente para ALMA, capaz de realizar 17 mil millones de millones de operaciones por segundo. [3]
En 2013, ALMA será un conjunto de 66 antenas de radio ultraprecisas que trabajará al unísono en una extensión de 16 kilómetros, construido por los socios multinacionales de ALMA en Norteamérica, Asia del Este y Europa.
El director de ALMA, Thijs de Graauw, afirma: “Hoy se consagra la exitosa colaboración de miles de personas de todo el mundo que trabajan en pos de un mismo objetivo: construir el radiotelescopio más avanzado del planeta para explorar los lugares más fríos y oscuros del Universo, donde surgen las galaxias y estrellas, y quizá los orígenes mismos de la vida”.
El Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), una instalación astronómica internacional, es una asociación entre el Observatorio Europeo Austral (ESO), la Fundación Nacional de Ciencia de EE. UU. (NSF) y los Institutos Nacionales de Ciencias Naturales de Japón (NINS) en cooperación con la República de Chile. ALMA es financiado por ESO en representación de sus estados miembros, por NSF en cooperación con el Consejo Nacional de Investigaciones de Canadá (NRC) y el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Taiwán (MOST), y por NINS en cooperación con la Academia Sinica (AS) de Taiwán y el Instituto de Ciencias Astronómicas y Espaciales de Corea del Sur (KASI).
La construcción y las operaciones de ALMA son conducidas por ESO en nombre de sus estados miembros; por el Observatorio Radioastronómico Nacional (NRAO), gestionado por Associated Universities, Inc. (AUI), en representación de Norteamérica; y por el Observatorio Astronómico Nacional de Japón (NAOJ) en nombre de Asia del Este. El Joint ALMA Observatory (JAO) tiene a su cargo la dirección general y la gestión de la construcción, así como la puesta en marcha y las operaciones de ALMA.
Notes
[1] La calidad de las imágenes de un telescopio interferométrico como ALMA depende tanto de las separaciones, como del número de antenas. A mayor separación, se pueden crear imágenes más nítidas, y si hay más antenas trabajando en conjunto, se pueden producir imágenes más detalladas. Más información acerca de ALMA y la interferometría.
[2] Las observaciones fueron realizadas en longitudes de onda milimétricas y submilimétricas específicas para detectar la presencia de moléculas de monóxido de carbono en nubes de hidrógeno -invisibles en otras longitudes de onda-, donde se forman las estrellas.
[3] 1.7x1016 operaciones por segundo.