A veces es difícil pensar en que hay precipitaciones en el desierto más seco del mundo. Pero durante enero y febrero la Cordillera de los Andes bloquea el paso de grandes masas de aire húmedo provenientes del Amazonas, provocando lluvia y nieve. A pesar de las inclemencias climáticas, las operaciones de ALMA se esfuerzan al máximo para cumplir con la planificación anual de aproximadamente 4000 horas de observación. © Juan Carlos Rojas - ALMA (ESO/NAOJ/NRAO)
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